EL RINCÓN LITERARIO: 5, 6, 7 TO YOUR HEART

 



Japón (+18)


(ADVERTENCIA: ESTE CAPÍTULO CONTIENE DESCRIPCIONES GRÁFICAS DE ACTIVIDADES SEXUALES. SE RECOMIENDA DISCRECIÓN)


*Narra Killua*


Pirika, ¿Qué significo para ti?




Pirika, ¿Por qué ahora... Ahora que estamos cerrando un negocio tan importante para nosotros, ahora, que ya no puedo aguantarlo más... ¡Ahora, maldición! Te veo tan feliz, con otro hombre que no soy yo, y debo fingir que estoy bien con todo esto?


El viaje a Japón ha sido un infierno.






- Jefe, tengo los bosquejos de los cierres listos, necesito solo tu firma para mandarlos.

- Renacuajo, a veces te odio pero hoy te luciste como mi secretario.

- ¡Eres un completo imbécil, Jefe! – Ese renacuajo es el mejor empleado cuando tengo el tiempo encima, como ahora, que en una semana tengo el gran viaje de negocios con la señorita más interesante de la Productora y que además vive conmigo.


¡Concéntrate, idiota, tienes un negocio importante que cerrar!


Pero últimamente no me puedo concentrar. Ella está en todos lados donde miro, cautivándome, y haga lo que haga no se da cuenta que estoy mirándola de otra forma. Nunca antes me había desesperado tanto tratando de cazar a una bella mujer.


Me pregunto cuándo me di cuenta que ella ya no era solo una roommate de un carácter singular, o una empleada esforzada, ¿Cuándo me percaté que era una mujer íntegra y compleja de entender? ¿Habrá sido cuando me salvó por primera vez haciendo de cat lady? O tal vez cuando armó todo el teatro de la mafia escocesa, y temí con que de verdad la habían tomado de rehén y quién sabe qué le hubiera ocurrido por mi culpa. En realidad no lo sé, pero desde que la vi llorar por ese estúpido que intentó aprovecharse de ella, decidí protegerla como a dé lugar, aunque no me ha resultado del todo, ella es quien me salva, justo como ahora, que está evitando que Airi venga a visitarme para despedirse de mí.


- Akizuki, el Jefe está ocupado terminando el papeleo de última hora, no te puede recibir. – Puedo escuchar desde la puerta de mi oficina cómo ella intentaba hacerla entender por las buenas que no quiero atenderla.

- Pero solo quiero decirle que tenga un buen viaje... y que nos traiga algún souvenir desde Japón... - ¡Son muchas, quedaré en bancarrota si les traigo un regalo a cada una de las trabajadoras de la Productora!

- Piérdete, sabandija, estamos trabajando aquí – ¿Oh... escuché acaso que Pirika perdió la compostura? Diablos, me gusta verla así, es muy divertido cuando yo la hago enojar con su novio-almohada...


Oh, eso me recuerda que mi plan de llamar su atención disfrazándome como él no resultó del todo bien. ¡Rayos! Si tan solo se hubiera quedado más tiempo, tal vez hubiera podido explicarle que lo hice para darle fanservice a ella y no precisamente para traer nuestros temas de roommates a la oficina.


Espero que en el viaje, donde tendremos más tiempo a solas pueda explicarle eso, y muchas cosas más...


- ¡Killua, eres un completo imbécil! – Me dijo Aisha en la fiesta de Año Nuevo.

- Muchas gracias por el cumplido, Aisha, pero no entiendo a lo que viene.

- Tú lo sabes muy bien, Killua, ¡Es por Pirika! – Con un demonio...

- ¿Qué tiene? ¡Haga lo que haga no se dará cuenta de que voy en serio!

-"Ir en serio", ¡Fugarse por veinte minutos un domingo por la noche lo llamas "ir en serio"! – Su pelea era en serio, y definitivamente aprovecharme de su sufrimiento no es algo que me haga sentir muy orgulloso.

- ¡Si tú y no noviecito de veinte centímetros no hubieran llamado de forma simultánea, hubiera podido hacer más!

- Se nota que solo piensas con tu miembro, estúpido. – Diablos, eso duele. - ¿Y, planeas darte por vencido con ella?

- Si no se te olvida, me queda un viaje a solas...

- Que será estrictamente profesional... Pirika es inexperta en estos temas, ¡Se va a ir del país y va a volver con el mismo Killua que es su Jefe! Jamás pensará en ti como roommate o como hombre. Tuviste tu gran oportunidad cuando los invitamos a nuestro viaje, ¡Y la desaprovechaste por completo!

- ¡No fue por completo un desastre! Es solo que... entré en pánico y no le quise seguir contando sobre mí.

- Si no eres sincero, esa dulce chica te va a lanzar a la boss-zone. ¡Y ni Edward ni yo podremos salvarte!


¡Con un puto demonio! Las palabras de Aisha aún me rondan en la cabeza, y no puedo pensar con claridad y menos responder el mensaje de Robin, para que confirme las reservaciones del viaje.


Necesito dormir tranquilo.


Pero solo pienso cuando me acuesto en cómo sería estar del otro lado de la pared, ¡Me siento impotente! ¡Solo quiero golpearme en la cabeza para caer inconsciente y dejar de pensar en esa mujer! Si todas han caído en cierto punto, ¡¿Por qué ella no?!




Antes de que partiéramos al viaje, cuando Pirika y yo nos encontrábamos bajando las maletas para irnos, ella me preguntó de forma tímida qué era lo que debía hacer.


- ¿En qué sentido, Pirika? No te entiendo. – Y de verdad no la entendía.

- ¿En estos momentos debería despedirme de mi roommate porque me iré en un viajes de negocios con mi Jefe? – Diablos, Aisha, ¿Por qué tienes que tener la razón?


Me dolió mucho su pregunta, porque... ¡Hola, somos la misma persona!


- Has lo que creas mejor para ti, Pirika. – Sí, porque lo que yo crea que se vaya al bote de basura.

- Está bien... - bajé todos los peldaños de la escalera, pero cuando sentí que Pirika se quedó atrás y me di vuelta, ella me dio un beso en la mejilla, pero levemente más largo que lo que me estaba acostumbrando a recibir.

- ¿?

- Me voy de viaje con mi Jefe, pero no te pongas celoso, ¿Si? – Pirika, ¿Por qué tus ojos se están quebrando de esa forma? No, por favor, no te pongas así.


Terminé besando su frente con fuerza, y todo lo que le dije fue un "Lo sé".


Y apreté mis dientes y me fui primero al taxi que nos esperaba fuera de la casa.




En el aeropuerto y arriba del avión, como tuvimos que esperar un resto, nos pusimos a repasar el plan.


- Entonces, llegaremos al aeropuerto de Narita, y luego tomaremos un tren hasta el centro.

- Exacto, de hecho el hotel donde nos hospedaremos está a dos cuadras de la estación, y las dos reuniones las haremos cerca de allí.

- Ok, estoy un poco nerviosa, ¡Pero todo resultará bien! – Yo también estoy un poco nervioso, pero tengo que mostrarme seguro, para que no flaquees.

- ¡Por supuesto! No por nada has estado practicando tanto tu japonés.- De hecho los últimos meses nos los pasamos yendo a clases de reforzamiento del idioma, ¡Mi hermana me mataría si le dijera que lo he olvidado!


Pero en cuanto llegué a Japón y retiré los pases liberados para viajar en tren me sentí más tranquilo. Además había dormido todo el viaje apoyado en la cabeza de Pirika, la cual es extrañamente cómoda, y me hizo olvidar lo asqueroso que es dormir en un avión.


Sin embargo, al llegar al hotel, los problemas comenzaron.


- ¿Qué significa esto? – Le dije al personal que nos llevó a la habitación que Robin había pedido. Era UNA sola habitación con una sola cama. Y además era todo pequeño.

- Es la habitación que habían pedido, del tipo B.

- Pedimos dos habitaciones.

- Señor cliente, en la orden dice que era una. – Tomé el papel que tenía en la mano y era verdad. Decía que era una ¡Con un puto demonio, por qué no me di cuenta antes!

- Tienes razón. Entonces pediré otra habitación.

- Lo lamento mucho, Señor Cliente, pero estamos repletos. – Pirika palideció y se asomó de detrás de mí.

- ¡Un futón! ¿Pueden traer un futón, por favor? – El joven asintió con su cabeza y partió a buscar uno.

- ¿Un futón? Yo no voy a dormir en un futón, mujer. Me iré a otro hotel, hay bastantes en la zona y no creo que todos estén...

- No, yo dormiré allí, Jefe, pero por favor no te vayas. – Tomó de mi mano muy asustada.

- Pirika, si no estaré tan lejos.

- No, por favor, estoy aterrada. – Al parecer era cierto que solo me trataría como su Jefe. Si en estos momentos estuviera viendo a su roommate pervertido no le estaría rogando a que se quedara con ella.


Suspiré, y cuando llegó el atendedor con el pedido de Pirika, no la pude dejar dormir allí. Así que terminé prácticamente en el piso esa noche. Esta mañana no se nos ocurrió ordenar desayuno, creyendo inocentemente que vendría incluido, (Robin nunca te confiaré el planificar mis vacaciones), y como se nos estaba haciendo tarde, partimos de inmediato a un restaurant que habíamos reservado para negociar con el primer idol, un tipejo normal que canta covers por Youtube, pero que está de moda en nuestro país y ha interpretado diversos temas de opertura para series.


Este sujeto llegó con su representante, una mujer de 1.70, de buenas proporciones y de cabello rojo. Tenía un aspecto de mujer fuerte de provincia norteña, y opacaba completamente al chiquillo a su lado, ¡Ah, verdad! Su nombre artístico es Gero.


Soy pésimo para los nombres.


- Señor Gero, es un placer conocerlo – Dije saludando cortésmente al sujeto, y presentándome a mí y a Pirika.

- Oh, un gusto, un gusto, encantado de conocerlos. Ella es la Señorita Naoko, mi representante. – Pirika y yo hicimos una leve reverencia saludándola también, y luego de invitarlos a sentar y comer todo lo que ordenamos para ellos, empezamos a negociar.


Tuvimos que usar toda nuestra capacidad profesional para hacerlo sin que nuestros estómagos rugieran y tampoco que notaran que estábamos famélicos y Pirika lo único que quería era comerse la mesa con todo lo que había encima.


- ¿Ustedes no comerán con nosotros, Señor Killua, Señorita Pirika? – Nos preguntó por fin la representante, pero cortésmente Pirika dijo que todo era para ellos, que no se preocuparan de nosotros.


Tenía razón Pirika, además era todo excesivamente costoso como para ponernos a comer hasta reventar, que era lo que más deseábamos en ese momento. Pero lo bueno es que a pesar de nuestra hambre y necesidad urgente de cerrar el trato para ir a comer a algún lado, les caímos bien a ambos, y nos invitaron a conocer la ciudad.


Obviamente, luego de firmar el contrato de que él debería ser el animador del evento y además cantar para el cierre del primer día.


Fuera del restaurant que nunca más pisaré en mi jodida existencia, y luego de que su representante se despidiera para dejar las copias del contrato a su respectiva agencia, nos fuimos a recorrer la ciudad con el idol, y automáticamente hizo amistad con Pirika. Ella lo conocía de antes, y seguía su trabajo desde que lo oyó en una de sus series favoritas, ya que participó cantando su segundo opening, ¿Pero era necesario que ellos se adelantaran a pedir comida y fueran tan íntimos de repente?


- Oh, ¡Y de tan lejos que vinieron para hablar conmigo! ¡Qué alegría!

- De hecho también tenemos que negociar mañana con un grupo musical. – Le mentí molesto.

- ¡Eso es mucho mejor entonces! ¡Espero que todo resulte bien! – Y Pirika agradeció sus buenos deseos, ¡Eso no es necesario, mujer, lo hace por cortesía!


Al cabo de unas horas, la representante llamó a Gero para que cumpliera con su agenda, y él se despidió de nosotros, no sin antes invitarnos a una corta y humilde velada que su mánager organizó, como muestra de agradecimiento por pensar en ellos.


Diablos, yo solo necesito dormir, pero acepté en nombre de ambos. No nos conviene que se lleven una mala impresión de nosotros y luego no cumplan con el contrato, además creo que Pirika se merece una velada al estilo Tokio.





¿Por qué demonios dije que sí? La noche no se compara a otras que he tenido en casa, ¡Incluso cuando fui con Eddie a pasar sus penas estuve más entretenido que ahora! Los karaoke de acá no son ni la mitad de excitantes que los que inventan en occidente, ¿En serio, encerrados en una pieza con un televisor y una máquina de karaoke? ¡Además no hay alcohol! Esta noche será larga.

- Y, Señorita Pirika, ¿Hay alguien esperándola en su país? – Con un demonio... Este tipo intenta lo básico para cortejar.

- ¿Eh?

- Te pregunta si tienes novio... - Le dije más que molesto. Oh, a decir verdad en cuanto la conocí asumí que no tenía. No se veía de la clase de chica que tiene un novio, aunque sea uno a larga distancia.

- Oh, no, en realidad no. - ¡¿Y tan así lo dices?! Creo que me vi muy sorprendido, porque hasta Pirika me miró arqueando sus cejas y preguntando con la cabeza el porqué de mi actitud.

- Al parecer alguien no está muy contento esta noche... - Susurró la representante que estaba al frente de mí. - ¿Necesitas algo más fuerte que soda, Señor Killua?


Y me ofreció licor que traía en su cartera. ¡Sí, demonios, necesitaba eso!


Pasaron un par de horas en el lugar, en donde nuestros anfitriones junto a Pirika cantaron algunas canciones, si después de todo era un "karaoke", y lo único que hacía yo era tomar refrescos "mejorados" gracias a la picardía de la japonesa, y pensar, mientras observaba a los demás.


Esa linda chica de cabello castaño y desordenado, vestida con una blusa negra que deja sus hombros y su cuello al descubierto está coqueteando sin darse cuenta con el idol que contratamos para el evento que organizaremos a fin de año. Esa misma chica ahora está alegre y sonrosada, y que antes de partir casi lloró porque estaba asustada de qué hacer conmigo, sin saber si estaría con su Jefe o su roommate.




Pirika, ¿Qué significo para ti?


Verla así, solo hace que me enoje, ¡Porque no la había contemplado tan refrescante en el pasado!




Pirika, ¿Por qué ahora... Ahora que estamos cerrando un negocio tan importante para nosotros, ahora, que ya no puedo aguantarlo más... ¡Ahora, maldición! Te veo tan feliz, con otro hombre que no soy yo, y debo fingir que estoy bien con todo esto?


Lo único que me gustaría es sacarte de acá y... Diablos, ¿Me atrevería a hacer con ella lo que he hecho tantas veces con otras chicas, en el sofá de mi casa?




El viaje a Japón ha sido un infierno.




¡Mi propia vida amorosa ha sido un infierno hasta ahora!




- Señor Killua, ¿No desea cantar también? La señorita Pirika dijo que es un maestro en el Karaoke – El idol me está invitando a cantar, ¿De verdad? En estos momentos solo tengo ganas de golpearle la cara por quitarme lo que más quiero.

- ¿Maestro del Karaoke? Pirika, me halagas. – Ella desvió su mirada sonrojada. Me gusta ver cómo se pone cuando le digo que me halaga. – No te preocupes, Señor Gero, pronto cantaré algo...


Pero no tenía ganas de cantar. De hecho no tenía ganas de nada excepto tener más licor donde ahogarme.


- ¿El Señor Killua no se siente muy bien? – Esta señorita mánager sabe leer a un compañero de copas, al parecer.

- Puede ser, aunque tu licor ayuda bastante.

- Si lo que desea es quedarse a solas con la muchacha, puedo ayudar... - ¡Hasta la japonesa que conocí hace menos de diez horas se percató de todo!


Me reí suavemente y negué con la cabeza. "Es un caso imposible" pensé, pero no quise decirlo. Realmente es doloroso.


Ha hecho tanto por mí Pirika, que no quiero aguarle su primera estadía en Japón a causa de una mala experiencia conmigo, y de paso arruinar todo lo que he construido con ella: Su intachable jefe que debe proteger de la Chica de Marketing y que la defiende de los accionistas misóginos; su peculiar roommate que tiene problemas de apuestas y que se come su comida...


Tal vez si en cuanto me hubiera dado cuenta que sentía algo más que agradecimiento por ella, hubiera cambiado mi actitud a una más caballerosa y menos estúpida, ahora la tendría a mi lado y no estaría sufriendo en silencio por temer que se irá con ese enano japonés.




Necesito algo más fuerte que este licor de arroz.




- ¿Te encuentras bien, Jefe? – Pirika me clavó esas palabras cuando nos fuimos del local a descansar al hotel.


Quería mantenerme en silencio y así evitar decir alguna estupidez, pero el cuerpo entero me duele resintiéndose a causa de mi actitud pasiva ¡Diablos, tengo que decir algo o de lo contrario explotaré!


- Sí, estoy bien, no es como si me hubieras estado coqueteando toda la noche y tenga que aguantarme. - ¿Dónde hay una pared o un poste para golpearme por ser UN COMPLETO IMBÉCIL?

- ¿De qué diablos estás hablando? – Estaba completamente roja por lo que dije. Para variar, ella no se dio cuenta de lo que hacía, mientras yo la observaba detenidamente.

- De nada en especial. Gracias a ti el idol nos acompañará hasta el fin del mundo. Yo creo que si haces lo mismo para la reunión con el grupo en unos días también los conseguirem...


Me gané una bofetada por ser un IMBÉCIL.


- ¡¿Acaso también crees que me trajiste como anfitriona, para conseguirte a todos los idols que quieras con blusas escotadas y un encanto en el hotel?! – Se dio cuenta de repente de lo que llevaba puesto bajo su abrigo verde. – Con un puto demonio...


Adelantó el paso y se fue directo al hotel, a la habitación donde estábamos, y me dejó fuera de ella de un portazo. Solo me limité a sostenerme de la puerta y sentarme en el piso, ¿Qué gano siendo un imbécil? Solo quería que tuviera una buena experiencia al salir... y tengo que abrir mi gran boca celosa.


¿Celos? Diablos, de hace años que no sentía eso.




...




Me despertó el atendedor del día anterior, para decirme que ya se encontraban habitaciones disponibles, pero Pirika entreabrió la puerta y dijo que todo estaba bien.


Y lo echó.


- Pasa. – Me abrió más la puerta y me dejó entrar. Dentro, sus cosas estaban listas arriba de la cama, y mi estómago dolió de una forma tan impresionante que palidecí por unos segundos.

- ¿Qué significa esto? – Me di vuelta para increparla, y ella solo me abrazó llorando.

- ¿Por qué tú, de todos los demás? – Me dijo entre sollozos, hablando en español. - ¿Por qué tenías que decir eso, cuando me defendiste tan desafiante en esa reunión?


Ahora sentía que mi cara y mis ojos ardían de la vergüenza.


- Porque soy un idiota.

- ¡Eso ya lo sé, Killua! – Es primera vez que la oigo decir mi nombre en asuntos formales. Bueno, creo que la formalidad se fue al carajo después de lo que dije.

- No sé qué más decir... - Traté de calmarla acariciando su cabeza pero más lloraba, así que terminé pateando su maleta y nos lancé a la cama. – Solo cálmate, Pirika, duerme un poco.

- ¡Cómo crees que voy a dormir después de lo que me dijiste! ¡Me basureaste, cretino! – Me empujó fuertemente con sus pequeñas manos, y se dio la vuelta para encogerse y seguir llorando. Podía ver su espalda y los lunares que tiene en ella. – Eres un completo idiota.

- Ya te lo dije – Apoyé mi frente suavemente en su espalda – Soy un idiota que no te merece, ni como Jefe ni como roommate.


Ella dejó de llorar.


- ¿Qué acabas de decir? – Se dio vuelta enjugando sus lágrimas, y lo único que encontró era a un tipo totalmente destrozado.

- ¿Qué es lo que soy para ti? – Le pregunté con todo el dolor de lo que me quedaba de alma. - ¿Qué soy para ti, como jefe, como roommate y como hombre?


Ella guardó silencio, desviando su mirada de mí vista y fijándola en el techo pulcro de la habitación.


- Como Jefe, eres la persona más dedicada y capaz que he conocido y he admirado. – ¿Qué clase de lágrimas son la que caen cuando sientes que todo está roto en tu interior? – Como roommate, eres el hombre más divertido y que pasa metiéndose en problemas... Y a pesar de que es un idiota que siempre me molesta, hace que salga de mi burbuja y no me sienta incómoda por ello – Se rió suavemente de mí, y eso me compuso un poco – Y como hombre... - Ahora puedo ver sus ojos color caramelo, que me observan con cariño. – Siento que escondes muchas cosas tristes y que haces de todo para salir adelante y ser feliz.


En estos momentos solo tengo ganas de besarla mientras la envuelvo en mis brazos, para averiguar si sus labios serían capaces de despojarme de todo lo que estoy sufriendo por no tenerla. Pero lo único de mi cuerpo que reaccionó fueron mis manos, que tomaron su rostro y acariciaron sus labios nerviosos lentamente.


- Para mí tú eres una gran trabajadora que se ha esforzado en hacer lo correcto y se ha ganado el respeto de mí y de toda la Productora...

- ¿Y cómo tu roommate?

- Mi roommate no es diferente. Ella también es una chica capaz de hacer lo que sea con tal de cuidarme, y que con su buena voluntad y sencillez se ganó el respeto de mis amigos, de mi hermana y el mío.

- ¿Y cómo... mujer? –Reí con esa pregunta, pero no creo que ese rostro completamente rojo se haya esperado mi respuesta.


Le di un beso en sus labios.


- Eres la mujer que me vuelve loco y por la cual juré rendirme. Eres tan perfecta, que eres imposible para un estúpido como yo.

- Yo creía que... - Ella volvió a llorar – eras imposible para mí... Porque siempre dijiste que no te mezclarías con tus empleadas.

- Desde que empezaste a vivir conmigo dejaste de ser solo una empleada.


Pirika sonrió mientras lloraba, y se arrastró por la cama para abrazarme nuevamente.


- ¡Te quiero, Killua, más que como Jefe, más que como roommate! – Dijo apoyando su rostro en mi cuello.

- Y yo a ti, mujer loca. Aunque esa bofetada dolió. – Ella se acercó a mi rostro para observar mi mejilla roja, pero me aproveché y la volvía besar.


Y lo correspondió.


Sus manos subieron para aferrarse a mi nuca en cuando las mías bajaron para sujetar sus firmes caderas. Me dejó suavemente que le quitara sus jeans oscuros, y en cambio, le pedí sutilmente en su oído que hiciera lo mismo con mi camisa.


Y lo hizo.


Botón tras botón, acariciaba mi pecho con sus finos labios, y saboreaba mi cuello que palpitaba como nunca antes. Diablos, a pesar de que estuve tantas veces en situaciones similares, es primera vez que disfruto tanto estas caricias. La senté sobre mí, y seguí besándola como lo deseé por mucho tiempo, y lentamente fui bajando su blusa hasta deja todo su pecho descubierto.


Verla así, tan sensual mientras tocaba mi cabello, no hizo nada más que emocionarme con lo que me estaba dejando compartirle. Desactivé mi sentido común y mandé a la mierda todo lo que dejamos atrás: Estamos en un lugar en donde nadie nos conoce y podemos ser solo nosotros, no jefe y empleada, no compañeros de habitación. Solo nosotros, dos idiotas que tenían fuertes sentimientos por el otro pero que hasta esta noche no se atrevieron a decirlo.


- ¿Estás preparada? – le dije con suavidad al observarla jadeante de pasión, pero en respuesta solo parpadeó confundida. No podía dejar de besar sus labios, y después de un rato saboreando nuevamente su boca y acariciando su espalda y más abajo también, volví a preguntarle – Si estás preparada para amarte como lo he deseado por mucho tiempo.

- ... sí... - Me dijo con una voz apenas audible, extasiada, ya que al ver sus ojos rogando por mí no pude evitar empezar a jugar con su cuerpo, antes de dar paso a la acción.


La acaricié por lugares que nunca había permitido que nadie la tocara, y su cuerpo me correspondía mejor de lo que esperaba: Se refugiaba en mi cuello para evitar que me complaciera su rostro totalmente ruborizado y extasiado, y sus caderas se movían al compás de mis manos. Era increíble lo bien que se sentía su cuerpo, y puedo decir por sus gemidos y su ritmo que ella también lo estaba disfrutando tanto como yo.


Todo lo que quería en ese momento era eso, estar solos y disfrutar juntos, en privado, mostrándole todo lo que puedo hacer por ella...


Todo lo que quería era mostrarle que podía amarla, a mi forma.


- ¡Killu... a! – gritó mi nombre desesperada, y eso fue señal de que estaba lista para sentirme por completo. En cuanto sentí la vibración de su cuerpo y ella cayó sobre mí jadeante, la levanté y recosté debajo de mí.


Acaricié su cara, despeiné más su cabello susurrándole que la quería y me enterré en su pecho. Ella cerró sus ojos y sus piernas se entrelazaron en mis caderas aprisionándome con fuerza. Quité su sujetador y su blusa y dejé en libertad la mayor parte de su cuerpo rosado y pálido, como el algodón de azúcar y empapado en placer. Pirika volvió a gemir en cuanto besé el resto de su cuerpo, y me detuve a jugar con sus pequeños senos.


¡No puede haber tanta belleza y sensualidad en ese cuerpo! Sé que idealicé por mucho cómo sería y cómo se sentiría el cuerpo de esta mujer, pero el estar aquí, comiéndome cada parte de ella y sintiendo su piel tan suave y dulce, es como si estuviera disfrutando el mejor caramelo de la faz de la tierra. Y sus pequeños senos, suaves y esponjosos como un malvavisco fueron mi perdición. Perdí la noción del tiempo jugando con ellos, solo me detuve en cuanto la voz de Pirika dejó de llegar a mis oídos... Y me percaté que sus ojos me observaban por entremedio de sus manos, que avergonzadas escondían su rostro.


- No te ocultes, Pirika, eres lo que estuve deseando por mucho... - Musité subiendo lentamente hasta besarla otra vez en sus labios sedientos de mí.


- Solo quiero... que vengas a mí – Le costó decir eso, entre beso y beso y mucho rubor, y por supuesto, no la hice esperar mucho hasta cumplir sus deseos.




Luego de que me ayudó a quitarme lo que me quedaba de ropa, y me protegí para la ocasión, empezamos algo que no finalizamos hasta que caímos rendidos, con marcas de mordidas y rasguños, en su cuerpo y en el mío respectivamente.


A la mañana siguiente desperté junto a una dulce chica que me abrazaba acostada sobre mi pecho desnudo, y acariciaba con sus piernas mis caderas.


- Buenos días. – Me dijo avergonzada, sin mirarme a la cara.

- Buenos días. – Le respondí, restregándome los ojos mientras deseaba que todo lo que había sucedido no fuera parte de mi desesperada imaginación.

- Este... - Ella empezó a dibujar círculos sobre mi pecho, y sentí cómo lentamente sus mejillas ardían sobre este.

- A... anoche pasé la mejor noche de mi vida. – Dije lo más sincero posible. – Y no me gustaría que se quedara únicamente en eso.


Pirika se sorprendió de mi respuesta, y se paró levemente para observarme mejor. Oh, diablos, la vista hacia abajo era increíble. Su cuerpo tan fino sobre el mío me tentaba a continuar lo que empezamos anoche.


- Yo... - volvió a bajar, y se acomodó sobre mí nuevamente. Ese sutil movimiento se sintió exquisito. – Tampoco quisiera que se acabara aquí.


Era todo lo que necesitaba oír. No sé qué pasará con nosotros de ahora en adelante, cómo explicaré que vivo con mi mejor empleada, y que además me enamoré perdidamente de ella. O cómo lo haremos con sus padres, que no tienen la menor idea de todo lo que sucede...



- Pirika – La miré y acaricié sus mejillas, y sus ojos color caramelo se clavaron en mí con un dejo de miedo. – ¿Podemos acabar con todos los títulos que nos separan?


Vi como ella volvió a romperse, pero esta vez con una sonrisa me dijo que sí.


Ahora todo lo que quiero es estar contigo, Pirika,si ya entraste a mi corazón. 
















FIN

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