EL RINCÓN LITERARIO: 5, 6, 7 TO YOUR HEART

 



¡No te lo pongas! Nah, haz lo que quieras


- Killua, ¿Por qué si en la Productora hay flexibilidad en la vestimenta, siempre andas con traje? – Me digné a preguntar un día que mi roommate y Jefe se encontraba seleccionando su ropa para enviarla a la tintorería un sábado por la mañana.

- Se supone que como soy el jefe, debo mantenerme a la altura.

- Ah... ya veo – Lo quedé mirando desganada – Eddie tiene que ver, ¿Cierto?

- Eddie siempre tiene que ver, Pirika – Suspiró abatido


La historia que me contó, fue que mi primo se autodenominó como su asesor de modas en cuanto el antiguo jefe llamado "Viejo Netero" por él, lo nombró como su sucesor, ¿Por qué rio cuando dijo "sucesor"? Bueno, el asunto es que cada vez que intentaba ir "normal" para él a la oficina (O sea, con un estilo rockero para chuparse los dedos), mi primo lo esperaba con un traje para que se cambiara. Y eso no era todo, incluso si se aflojaba la corbata, Eddie personalmente se la arreglaba y lo ahorcaba si fuera necesario.


- Mi primo se queja de que eres un demonio implacable, pero si se trata de modas... no se zafa del mismo apodo. Enano desgraciado. – Le dije a Killua defendiéndolo del acoso del rubio bajito como su "asesor de modas".

- Je, tienes razón en ello. – Dijo resignado, ya con los trajes y camisas empacadas para dejarlas en la tintorería. – Y de hecho tú lo sabes bien, ¿No? Mi bella guardiana.


Solo giré mi cabeza para no mirarlo con mi rostro horriblemente colorado, ¡El maldito se acuerda de la vez que me vestí más femenina para que lo dejara de acosar la Chica de Marketing! ¡Con un maldito demonio!


En el trabajo, Eddie me molestó porque no había hecho bien de suplente durante sus vacaciones... Y todo porque le dejé mucho tiempo libre al Jefe para esta semana.


- ¡Se supone que debo mantener entretenido a este idiota para que no se escape durante el trabajo! – Chilló apuntando a nuestro jefe, que se encontraba sentado encima de mi escritorio comiendo una caja de chocolates - ¡Y que además no coma a deshoras!

- No sabía que eras su madre, Sr. Asistente. – Le dije volviendo a mi trabajo en el ordenador.

- De hecho lo hace para que mantenga una figura sensual y siga llamando la atención de los medios... - Sentenció Killua sin dejar de comer sus chocolates favoritos.

- ¿Oh? ¡Qué considerado de su parte, Sr. Asistente! Dejar de comer es mejor que hacer ejercicio, típico de ti, Señor de las Dietas de Nenita.

- ¡JA! – Se burló el albino de su amigo y asistente ejecutivo - ¡Te atrapó, sabandija!

- Whasdirtgetihjñvsdfsd – Eddie refunfuñó para sí, indignado. Y eso le provocó a Killua más diversión.

- ¡Es reconfortante tener nada que hacer en la oficina! Y más reírse del Asistente Perfección. – Eddie lo miró, entrecerrando sus ojos, abriendo su boca y respingando su nariz. – Punto para Pirika por darme tiempo para molestarlo.


¡Me está ofreciendo de sus chocolates! ¡Logro desbloqueado! Y con un gesto de ganadora, se los acepté. Quedamos mirando fijamente a Eddie, solo para complacernos de su rostro desfigurado por el horror de la escena.


¡Es tan gracioso!


- Muy bien, he terminado por hoy. – Dije apagando el ordenador y limpiando mis pantalones de tela. – Los pedidos de nuevos insumos están en camino, y mañana a primera hora deberían llegar.


Killua sonrió al ver que estaban sus órdenes cumplidas.


- ¿Y qué harás ahora, prima?

- Voy a mirar por ahí, tal vez compraré unos zapatos que vi el otro día en un aparador...

- ¡No se te ocurra comprar algo que desentone el estilo que tan finamente te preparé! – Me advirtió.

- ¡Bleh! – Le mostré mi lengua como los niños que somos en nuestro interior – ¡Me importa un pimentón tu opinión!

- Pfffffff – Killua no podía aguantar más la risa por el nuevo nivel de enfado que mostraba el rubio bajito.

- ¡Ven, Killua, si no corres conmigo el enano explotará y serás la siguiente víctima!

- ¡Tienes toda la razón! – y salimos corriendo de allí muertos de la risa por el ataque de palmadas que le dio a la mesa la bomba humana que explotó en la oficina.

- ¡LOS VOY A MAATAAAAR LOS VOY A DESTRUIIIIIIIIIIIIR!

- WAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJJAJAA - Nos fuimos riendo hasta afuera del edificio, y por suerte la mayoría de los empleados estaban en su coffee break así que no se enteraron ni de los gritos ni de nuestras carcajadas.




Junto con el Jefe me fui a pasear por las calles de la ciudad mirando tiendas y opinando de las cosas que veíamos. La mayoría las encontrábamos aburridas o simplemente no nos gustaban, hasta que llegué a la tienda donde vi los zapatos que me gustaron. No eran del tipo de diseñador ni tampoco estaban al nivel de mi primo... ¡De hecho por eso me gustaban! Eran pequeños, redondos y cómodos, como los zapatos de las chicas de los años 50'. Incluso Killua los encontró bonitos.


- ¿Qué más quieres visitar, Pirika? – Me preguntó el albino vestido de negro, luego de que almorzáramos unos Mega-Sándwiches en uno de mis locales de comida rápida favoritos.

- ¿Yo? No tengo nada más que ver. ¿Quieres ver algo tú? – El jefe se impresionó por la pregunta.

- Eh... no... De hecho estoy bien.

- Entonces vamos a ver qué cosas te gustan de las tiendas de por aquí.


El Jefe no estaba tan seguro si hallaríamos eso por estos lados, pero no quise desistir de hacerlo comprar algo para él, ¡Y lo conseguí! Pero lo llevé a otro lado, haciéndolo confiar ciegamente en mí.


- De verdad no creí que te saldrías con la tuya, Pirika – Dijo con muchas bolsas en las manos, que incluso le tuve que ayudar a llevar.

- ¡Muahahahhaha! – Me reí simulando ser una villana – Tenía un As bajo la manga lo siento, querido. – El movió su cabeza soltando una risilla. – Además, me gustaría que la usaras de vez en cuando en la oficina también.

- ¿? – Miró extrañado.

- ¿Cuánto tiempo llevas siendo el Jefe en Netero Producciones?

- Como 4 años.

- ¡Es tiempo suficiente para que ya seas tú mismo trabajando! Además – Me acerqué un poco más él – Le darás más fanservice al público de esa forma.

- Eres cosa seria, mujer. - Se rio de mi propuesta – Pero si vuelven a acosarme... ¿Me defenderás, guardiana de mi fanclub?

- Eso tenlo por seguro. – Su susurro en mi oído me puso un poco nerviosa, pero al fin y al cabo me estoy acostumbrando... Creo.


Su teléfono sonó antes de que me respondiera con una pesadez: Era Eddie quien lo llamaba por una reunión urgente.


- Me tengo que ir, Pirika. – Dijo un poco desmotivado mi querido acompañante.

- Oh, no te preocupes – Respondí con una sonrisa. – Pero déjame tus compras, así no llamarás la atención de la bestia que te espera en la oficina.


Reímos por ello y me encontró la razón.


- Ok entonces me voy – Killua se inclinó para dejarme sus bolsas, y por un momento quedamos casi de la misma altura. Nuestros ojos se encontraron muy cerca.

- Ve con cuidado. – Ahora sí que estoy nerviosa, y no sé muy bien qué hacer, así que sin pensar, le di un beso en la mejilla como despedida. Me miró sorprendido, y sus mejillas se sonrojaron un poco.


Me alejé unos pasos y me despedí agitando una de mis manos y me fui en dirección contraria, a casa.




Con un puuuuut* demonio... ¡POR QUÉ HICE ESO! Ahora la taquicardia está que me lleva al hospital. No, no, Pirika, tú sueles saludar y despedirte de tus amigos como se hace en este país, con un beso en la mejilla. No es nada del otro mundo, solo una muestra de educación y un poco de cariño.




¡PERO NUNCA ANTES LO HABÍA HECHO CON ÉL! Ay... Ya no sé qué hacer, ¡Estúpida, mi corazón, idiota!


Al día siguiente preparando el desayuno, vi a Killua bajar de su habitación rápidamente... ¡Vestido con la ropa que se compró ayer! Se veía 10/10 con una chaqueta de cuero negra, un cuello de tortuga burdeos y pantalones oscuros, similares a los que usa habitualmente.


- ¡Wow! – Lo alabé cuando se sentó a tomar su café matutino - ¡Alguien cambió de look hoy!

- Sí... - Sonrió un poco avergonzado – Creo que tienes razón con lo de vestirme más relajado para ir a la Productora...


Emití un "mhhh!" victorioso de mi garganta, ya que mi boca estaba ocupada comiendo mis tostadas.


- Además al fastidioso de Eddie le dará un infarto cuando te vea más sensual que él. – Casi explota de la risa mi apuesto roommate.

- ¡Hey! ¡Eso es demasiado! – Rio más fuerte, y rojo. Diablos, realmente me encanta este sujeto...


Me encanta...


Rayos...


Callé por un momento, y Killua me preguntó si estaba bien. Preferí mentir y decirle que me acordé de algo que tenía que hacer antes de ir al trabajo, por ello me iba a adelantar, aunque de hecho todo lo que quería era escapar de ahí. Así que tomé mis cosas y le di una palmoteada en la espalda.


- Pero antes de que te vayas, una cosa – Killua sujetó la mano con que lo palmoteé y tiró de mí, para darme un beso en la mejilla. – Me gustó despedirme así de ti.




Si en algún momento tuve un "ruborizómetro", ahora explotó.


- ¡E... eres un pesado! – Alcé mi voz para parecer molesta - ¡Me tengo que ir para no llegar tarde!


Y él solo rio tomando de nuevo su taza de café.




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