EL RINCÓN LITERARIO: 5, 6, 7 TO YOUR HEART

 



El Cumpleaños de Killua


Cuando me enteré de que mi querido Jefe y rooMmate estaba de cumpleaños el 15 de Junio, se me cayó el mundo. Me sentía en deuda por todo lo que había hecho por mí, de partida darme un trabajo, vivir con él, ayudarme cuando tuve una decepción amorosa... ¡Y toda la diversión al ver el desfile de mujeres! Ok, ok, me he ido acostumbrando con el tiempo, además desde el incidente de la demente y los gatitos su número ha decaído, y he logrado compartir un poquito más con él. Definitivamente es una persona alegre y refrescante... ¡Cómo no celebrar de alguna forma su cumpleaños!


Pero cae el mismo día que el cumpleaños de mi hermanito.


Puede que no se note, pero antes de mudarme era muy unida a mi familia, y sobre todo a mi hermanito. Nació cuando era adolescente, y me afloró todo el instinto protector de hermana mayor con un bebé mañoso que solo se quedaba dormido en mis brazos. No puedo creer que ya cumpla 13 años, ¡Está tan grande, mi querido Shin!

He ahí mi dilema. Probablemente se sentirá mal mi hermano y me sacará en cara toda su vida que no haya ido a pasar aunque sea un día con él para su cumpleaños... Lo bueno es que mi fiestero y extrovertido roommate hará una gran fiesta o saldrá todo el fin de semana para amanecer desnudo y borracho en Las Vegas...


- Jefe, ¿Qué harás para tu cumpleaños este año? – Preguntó Eddie, mientras salíamos de la reunión que recién acabábamos de tener.


- Mmm... Aunque suene extraño, no se me antoja hacer nada este año, renacuajo. Tal vez me quede en casa, acosando a mi roommate. – Me miró travieso, e hizo que me tropezara bajando las escaleras que separaban la sala de conferencias con las oficinas de nosotros.


- Yo... este... - Sentí mi cara muy roja, pero preferí decírselo sin rodeos – Mi hermanito tendrá su fiesta de cumpleaños el fin de semana. Lo siento.


Su rostro se opacó, tratando de esconder su decepción, y provocó que se me hiciera un nudo en el estómago. De verdad no quería destruir sus ilusiones.


- ¡Pero prometo compensarte!


- No te preocupes. – Susurró desganado y se encerró en su oficina para continuar con el papeleo característico de su puesto.


Diablos, su reacción no me la esperaba. ¿Dónde está el Killua mujeriego? ¿El Killua que no se preocupa por estupideces? ¿Por qué te pusiste así? ¿Qué hice?


DIAAAABLOOOOS


Sus ojos me evitaron luego de la conversación, y traté de sacarle algo de información a Eddie. Solo me dijo que no tenía que ver conmigo, era otro el tema que lo tenía así. Él también se veía alterado.

En casa tampoco tocó el tema, pero ya se veía que era el mismo de siempre. Cruzamos apenas algunas palabras, pero al momento de cenar, empezó a interrogarme.


- ¿Así que tu hermano menor está de cumpleaños?


- El mismo día que tú.


- ¡Qué coincidencia! – Se asombró y abrió sus brillantes ojos verdes, interesado.


- Si mal no me equivoco lo conociste el día que me mudé. Me ayudó a traer las cosas junto con mis padres.


- Oh... tienes razón, el joven de cabello revuelto, ¿Cuántos años cumple?


- Trece, ¿Cuántos cumples tú?


- Veintinueve.


- ¿¿QUEEEEEEEE?? – Yo pensé que... – ¡Creí que teníamos la misma edad!


- Gracias por el cumplido, pero los 25 los pasé hace tiempo.


- ¿Qué harás el fin de semana, entonces? Lamento por no poder estar para que me acoses. – Killua rio por eso.


- De mí no te preocupes, Pirika. Tal vez salga el 15, y vuelva el 16 en la mañana, no lo sé...– Sus ojos se opacaron y miraron hacia otro lado, ido. - No tengo ganas de hacer algo.


- Otra vez estás mirando así, ¿Seguro que estás bien? – Se sorprendió de que rompiera su silencio, y sonrió.


- Tal vez algún día te cuente.


Los días pasaron, el fin de semana se acercaba y tanto Eddie como Killua no se veían como siempre, así que se me ocurrió una idea que mataría dos pájaros de un tiro, aunque para esto necesitaría la ayuda de alguien especial, Aisha.

La novia de Eddie, quien trabaja en una peluquería de alto nivel es una morena alta, de casi 1,75, ascendencia afro-inglesa y un cabello rizado de ensueño. Si no fuera porque me gustan los hombres y albinos... Pero además de ser hermosa, es un amor de persona, y me adora. Sip, lo más importante es que me adora y en cuanto le conté lo que tenía pensado hacer para celebrar el cumpleaños de mi hermanito y mi roommate, no dudó en prestarme su ayuda.

Juntas fuimos a encargar un pastel y comprar obsequios para ambos cumpleañeros. A mi hermanito le compré una chaqueta y una camiseta de su banda favorita, y al albino molestoso una taza de café...


- ¿Segura que una taza de café podrá calzar con el Amo de los Lujos? – Aisha conoció a Killua en la flor de sus hormonas, y mi primo hizo de todo para hacerle notar todos sus defectos. Así que sabe mejor que yo del calibre de sus caprichos.


- Sí, tiene un truco, creo que le gustará.


Acordamos juntas los últimos detalles de mi plan: El pastel estaría listo el sábado, y Aisha lo cuidaría. El domingo volvería temprano y pasaría a buscar el pastel, para despertar al cumpleañero con un desayuno típico de mí.


- Solo nos faltaría asegurar que estuviera en la mañana el susodicho... - Dije pensativa.


- Le diré a Edward que lo invite a salir y que se asegure que llegue a su casa. ¿Mientras más ebrio mejor?


- ¡Lo que sea necesario para que no sospeche!


Me fui el viernes por la noche a la casa de mis padres, con la excusa de que volvería tarde el domingo. Killua solo se limitó a desearme un buen viaje y que le diera sus saludos a mi hermano.


- ¿Seguro que todo está bien, Killua? ¿No quieres venir a la fiesta de mi hermano? Habrá pastel...


- Aunque suene tentador el pastel, me quedaré. Saldré con tu primo el renacuajo. – ¡Ahá! Mordió el anzuelo este bagre albino.


Así que me fui tranquila, esperando a que todo mi plan resultara bien. En casa de mis padres ayudé a preparar la fiesta y además cociné unos pastelillos para Shin y sus amigos. Menos mal que alcancé a probar algunos, mi hermano tiene un apetito colosal cuando se trata de dulces... Muy similar al albino que dejé de putas con su mejor amigo.

Por un momento creí que la fiesta giraría en torno al festejado, pero él se encerró en la casa junto a sus amigos y jugaron videojuegos durante la celebración. Salieron tímidamente al patio para comer de vez en cuando, ya que teníamos una gran parrillada y comidas de todos los sabores afuera, sin embargo se saciaban y volvían a encerrarse. Terminó siendo una reunión de adultos más que nada, como suelen acabar las cosas en mi familia.

Por mi parte, checaba el celular de cuando en cuando, esperando algún mensaje de ebrios por parte de mi primo o mi roommate, pero lo único que conseguí fue que mis parientes me molestaran.


- Uuuy, si no puede estar sin ver su celular. – Bromeaba mi mamá.


- Si ya no puede estar sin su novio ~ - Le seguía el juego mi papá.


- ¡¿Pirika tiene novio?! – Exclamó una tía, anonadada - ¿Y por qué no lo conozco?


- No, mamá solo estoy checando novedades de mi plan. No papá, él no es mi novio, y tía, no conoce a mi novio porque ¡NO TENGO! – Grité ruborizada y fui más la burla para ellos.


- Ohh, pero no tienes para qué molestarte, querida – Me consolaba mi mamá con una cara de sarcasmo in-cre-í-ble.


- Qué pena que no tengas novio aún. Tan bonita y sin novio... - Se lamentaba mi tía. – Así como vas dejarás sin nietos a tus padres.


- Les di nietos, tienen dos hermosos gatos que adopté en la universidad, tía. Se tienen que conformar con eso. – Cada vez me molesta más que saquen el tema de los "nietos". Cada año que pasa más preguntan con eso. Es molesto, muy molesto.


- ¡No, no, el par de perezosos no cuentan como nietos! – Exclamó como una niña mi señora madre.


- No, hijita, no te preocupes por eso. Eres una gran profesional y con eso soy feliz – Me abrazó fuertemente mi papá, como un oso estrangulando a su presa. ¿Ah? ¿Los osos no estrangulan a su presa? ¡CLARO QUE NO! ¡Porque las matan antes!


Y así estaba yo, prácticamente sufriendo por el cariño acumulado de mis padres. Pero bueno, fue divertido. Les terminé contando cómo me iba en Netero Producciones y mi vida diaria con mi roommate mujeriego. Oh, pero claro, no saben que Killua es mi jefe, no creo que lo encuentren muy ético vivir con él, aunque sienta que sean dos personas diferentes y enigmáticas.

El domingo en la mañana partí de vuelta a casa a culminar mi plan. Antes llamé a Aisha, para que me esperara con el pastel y todo fuera más rápido, pero ella, tan linda como siempre, me ayudó a llevar todo. Me contó que Eddie llegó tarde a su casa, un poco pasado de copas, pero que le aseguró que dejó a Killua peor que él. Al parecer, según ella, ambos estaban molestos porque se suponía que otra persona los acompañaría, pero no estaba muy segura. Nos despedimos cuando llegamos a casa, y me deseó suerte con la pequeña celebración. Se nota que ella es un ángel, para soportar a ese bajito con aires de grandeza y su amigo mujeriego...

Dentro, preparé rápidamente el desayuno, y dejé el obsequio empaquetado en lugar de una taza común. Me escondí detrás de la isla de la cocina para llamarlo por teléfono, y una voz gruñona contestó.


- ¿Qué quieres mujer? Es temprano, déjame dormir...


- Lo siento por despertarte, Killua, pero olvidé revisar antes de irme si quedaban víveres en el refrigerador... ¿Podrías bajar a revisar?


- ¿No podías pedírmelo más tarde?


- Estoy en el supermercado ahora, idiota.


- Con un demonio... - Escuché cómo se levantó de mala gana el albino en sus veintinueve años.


- No me cortes, que quiero hablar contigo.


- ¿Qué más quieres, mujer molesta?


- ¿La pasaste bien anoche, campeón? – Le pregunté con el tono más burlesco que pude hacer sin que sintiera que estaba escondida abajo.


- Claro, como siempre cuando salgo.


- ¿Oh, significa que también desperté a una señorita fácil? – Killua rió.


- No. Despertaste a cinco. Fue mi cumpleaños, ¿Recuerdas? Obviamente lo celebré en grande...


- Sí, claro, campeón – Sentí sus pasos bajando por la escalera, de forma pesada. – Menos mal que no estuve allí.


- Hmm – Masculló el joven adulto de cabellos más locos de lo habitual. Su sorpresa fue más grande, cuando vio un pastel de cumpleaños que decía "Felices Veinti-siempre" y yo, saliendo de debajo de la isla.


- Pero ahora estoy acá, ¡Feliz cumpleaños, Killua! Atrasado, pero...


"Adelantado para el próximo año". No alcancé a terminar mi frase característica cuando saludo después de un cumpleaños, porque me abrazó por sobre el pastel. No le interesó mancharse su camiseta negra con tal de alcanzarme, o de mancharme a mí en el camino.


- Gracias. – Susurró por sobre mi cabeza.


Su aroma me llegaba fuerte. Una mezcla entre su perfume masculino, tabaco y alcohol del caro. Nos separamos rápidamente, yo todavía estaba sorprendida, pero volviendo a ser el molestoso de siempre, dijo


- Esta será la última vez que me oirás decir gracias, Pirika.


- ¿Eh? ¿Por qué?


- Porque a tus amigos no les agradeces todo el tiempo, está de más. – Cruzó los brazos explicándose exasperado... Como si estuviera evitando sonrojarse. ¡Oh, por dios! ¡Es un tsundere!


- Ok, ok, pero te estás manchando más con la crema del pastel.


Killua se limpió la camiseta y sus brazos con un paño que le facilité, y se sentó de lo mejor para comer de su pastel. Como quería también tomar café, me pidió una taza, pero se lo negué.


- Nop. Abre primero tu obsequio. – Me miró y a regañadientes lo hizo. Era una taza simple, negra, como la ropa que acostumbra a usar.


- Hey, qué atenta. Justo ahora necesitaba una taza...


Su sarcasmo cesó en cuanto vertí el café humeante en su nueva taza. Lentamente observamos cómo aparecía el dibujo de una batería cargada. Los ojos de mi roommate brillaron igual como un niño descubriendo lo fantástico de sus obsequios de cumpleaños.


- ¡No me lo esperaba! – Rio fascinado. Felicidades, acabas de sentir lo mismo que yo pasé cuando te empecé a conocer. Tomamos desayuno (mi segundo desayuno. Amo ser yo) y conversamos de lo que hizo la noche anterior: En resumen, participó en una batalla de resistencia al alcohol con un sujeto en un bar y ganó él, obviamente, y para festejar terminó cantando karaoke junto con Eddie y el perdedor, ¡Qué noche!

Seguíamos conversando y comiendo de su pastel, cuando le llegó un mensaje a su celular. El rostro de mi roommate se iluminó como nunca antes lo había visto, y sonrió mientras degustaba su café en su taza nueva.


- ¿Todo bien? – Me atreví a preguntar, intrigada por su reacción.


- Sí, todo está bien. – Siguió sonriendo tontamente, ¿Será una chica? Nunca antes lo había visto así por una chica... Pero no quise seguir indagando, no me corresponde inmiscuirme en su vida privada...


Aunque duele quedarse en ascuas, sobre todo cuando te ganaste un abrazo.

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