EL RINCÓN LITERARIO: CRAWLSPACE

JOUTSEN_El_Hombre_Misterioso




(30 de Diciembre, Ciudad de York, Cafetería "Luna de Cristal")

Un hombre misterioso se encontraba sentado, leyendo un periódico mientras disfrutaba de una taza de café acompañada de un pastelillo relleno de crema.



– Mhh... así que seguiste mi consejo y tomaste el nombre Luminen, definitivamente eres un chico inteligente. – Luego de terminar su desayuno, el hombre de traje obscuro dobló cuidadosamente el periódico, y lo llevó bajo su brazo tras salir de la cafetería.

– Muchas gracias por su visita – Se despidió la camarera que lo atendió, y con una sonrisa que solo era eclipsada por el brillo de su pendiente en el lóbulo derecho, aquel hombre se marchó a visitar a su discípulo, a la República de Eiyuu.

Tenía una noticia importante que darle.




(29 de Diciembre. República de Eiyuu Cuartel Gerenal del Ejército de la República de Eiyuu)

Habían pasado ya tres días desde que tomaron prisionero a Henri Sorvali, y las cosas que había dicho no eran tan concluyentes para los altos mandos. Decía que su facción solo era simpatizante de los ideales de la Chiórnye Sotni pero sin embargo no habían atacado a ningún civil, solo defendían los bosques.

– Esto es inaudito – proclamaba exasperado el Gerenal Holopainen. – Lo tenemos de hace tres días encarcelado, y aún no confiesa.

Detrás del General, se encontraba Alexander Fraser, vigilando el interrogatorio del hombre que capturó su bloque. Él tampoco estaba satisfecho con lo que se estaba logrando, ya que en su corta estancia en Eiyuu se había percatado que "los ataques" a los civiles no eran bastante seguidos, y ni siquiera se tomaban centros culturales, bibliotecas, y otras partes relevantes de la idiosincrasia del pueblo de la zona, solo las áreas más alejadas... Como si estuvieran resguardando los límites de Eiyuu.

Sabía en su interior que no era algo muy común el agitar tanto el ambiente, sin un objetivo claro.

"Sé en carne propia lo que es vivir en plena guerrilla, y lo que están experimentando aquí no se le parece en nada. Hay algo raro que no cuadra en este rompecabezas" Pensaba retraído.

– General Holopainen. – Llamó el Capitán del bloque Fraser a la cabecilla del proyecto. – ¿De qué efectivamente se le acusa a ese sujeto?

– ¿No es obvio? – Le replicó sorprendido el militar. – ¡Es culpable de movilizar tropas ilegales y realizar disturbios en reservas nacionales!

– Entiendo. – Se rascó la cabeza colorina y lo observó desganado. – ¿Pero qué información intenta obtener de ese eejit?

El General del Ejército dudó por un momento de lo que estaba tratando de decir el jovencillo del Reino de Alba.

– Este... Cualquier cosa que tenga que ver con los desastres ocurridos hace un año.

– Ya veo... - Alexander Fraser metió sus manos a los bolsillos de su pantalón negro, y silbó. – En ese caso, solicito retirarme. Tengo cosas que hacer con mi bloque.

– Entendido. Puedes marcharte, Fraser.




(29 de Diciembre. República de Eiyuu. Centro de Investigaciones de la República de Eiyuu)

Zero Luminen fue citado por su equipo técnico a la plataforma C, donde tenían a CRAWLSPACE099 y le realizaban sus mantenciones diarias. Al parecer le tenían noticias sobre posibles cambios a su unidad.

– Espero que no sean cambios muy grandes – Musitaba para sí mismo Luminen mientras caminaba hacia la plataforma C. Últimamente se estaba acostumbrando a este modelo, a pesar de ser uno de los primeros prototipos de los actuales y modernos CRAWLSPACE, como el de Chirau.

Zero admiraba el avance exponencial que habían obtenido los CRAWLSPACE en menos de un año, en el cual se han producido centenas de modelos diferentes preparados para diversos climas y funciones. De hecho, los mismos equipos que utilizaban sus compañeros de bloque son la fiel representación de las diversas necesidades que intentan satisfacer, como el DRUSTANUS, que realiza funciones de reconocimiento de territorio, ya sea en ruinas o desiertos cálidos o fríos. También el mismo BURZUM que es un CRAWLSPACE netamente de ataque y puede trasladarse de forma horizontal y vertical mediante sus extremidades giratorias. Por último, están los de diseño híbrido, como el OGMIOS de Fraser, el cual puede ejecutar tanto funciones de ataque como de reconocimiento, y hace de apoyo perfecto en las misiones.

Todos estos diseños eran únicos y pensados para el relieve de Eiyuu, y de hecho, el técnico en Jefe, Harold Goodman le había comentado a Zero que estaban diseñando otros modelos marítimos y aéreos para que el alcance del CRAWLSPACE fuera aún mayor.

– ¡Hey, barra! ¡Me alegra que hayas aparecido!

– ¡¿Capitán Fraser?! – Zero se había sorprendido al ver a Alexander Fraser conversando con Harold Goodman. – ¿Qué estás haciendo acá?

– Bueno, barra, tenía que cerciorarme de que Goodman hiciera lo que le pedí. – Fraser golpeó el hombro del viejo Goodman y este rió.

– Sí, sí, tranquilo, Fraser, ahora verán al nuevo CRAWLSPACE999

- ¿Qué? – Zero no podía creer que el código fuera 999 y no 099.

– ¿Eh? ¿Por qué tan sorprendido, muchacho? – Goodman lo golpeó y Zero se asustó – ¡Te había dicho que estábamos trabajando en un modelo nuevo para ti!

Tenía razón el anciano en ello, pero el joven Luminen estaba ya tan acostumbrado a pilotear el CRAWLSPACE099 que lo había olvidado.

– Además, me tomé ciertas libertades en personalizarlo, barra. – Sonrió Fraser. – Es una forma de hacerlo sentir tuyo. Ya lo sabes, el mío tiene pintura de guerra azul, el de Chirau dice "8-U", ¡O el de Vikernes, que parece un demonio!

– Oh, pero DRUSTANUS no se ve con alguna personalización – Mencionó Zero, acordándose de la coraza externa del equipo de Sandringham.

– Eh, lo tiene en su interior. De hecho su asiento es acolchado y puede reproducir música cuando lo desee "Su Excelencia" – el capitán simuló irónicamente una reverencia con sus manos y provocó que Goodman soltara una carcajada.

– ¡Y Lloyd se lo concede todo!

– Después de todo provienen de la misma tierra, y se entienden entre ellos. – Fraser elevó sus hombros en señal de despreocupación, y acto seguido se acercó a Zero que los escuchaba atentamente. – ¡Muy bien, barra, ahora sorpréndete del nuevo CRAWLSPACE999!

Goodman dio la señal para que lo alzaran de la bodega subterránea, y desde el piso, salió un equipo CRAWLSPACE que sorprendió tanto a Zero como a Fraser.

– ¡Wow! That's pure magic – Exclamó emocionado Alexander Fraser.

El nuevo modelo que ahora le pertenecía a Zero era mucho más moderno que el HACHI-U de Chirau: Era casi cuatro veces más alto que él y con armas incluidas tanto en el flanco derecho e izquierdo, como arriba, en la cabina. Sin embargo, lo que más llamó la atención de Zero era su color, plateado.

– Les presento el CRAWLSPACE999: Como pueden ver es plateado ya que está equipado para batallar en la nieve. También posee un armamento más sofisticado que el modelo 099, y ahora es capaz de disparar en modo automático, para que te puedas escabullir sin llamar la atención, muchacho. – El anciano volvió a golpear de la emoción el hombro de Zero, y este nuevamente saltó.

– Es increíble, Señor Goodman, muchas gracias. – Agradeció gentilmente Luminen.

– También tienes una visión en 180° más nítida que en el modelo anterior, y, tienes la posibilidad de hacer escáneres de armamentos a 20 metros, casi el alcance de las municiones XY.

Zero se alejó de sus acompañantes para observar más de cerca su nuevo CRAWLSPACE, pero se congeló al ver un símbolo al lado derecho de la cabina: Una cruz roja oscura y puntiaguda, que era rodeada de espadas. El joven instintivamente tocó el pendiente que colgaba de su cuello, y observó hacia atrás, a Fraser. Este solo se limitó a afirmar con su cabeza, y sonreír.

Barra, ¿Este CRAWLSPACE tendrá un nombre?

– Sí. – Dijo Zero a viva voz. – Será JOUTSEN.

– ¿Joutsen, eh? Es un nombre interesante, barra, ¿Es el diminutivo del Tuonelan joutsen? – el capitán perteneciente al Reino de Alba, era muy aficionado a la mitología local de Eiyuu, y había descubierto que para ellos el inframundo era denominado como Tuonela, y en él habitaban bellos cisnes blancos, o joutsen.

– Puede ser – Rio para sí Zero.

– He, he, ¡Me alegro que mi prodigio SS esté contento con esta belleza! – Goodman hacía honor a su apellido, y como un abuelo orgulloso, abrazó a Zero y palmoteó su pecho fuertemente.

– Auch, auch, auch. – Se quejaba el joven Luminen perplejo ante el fraternal cariño del anciano, pero Fraser cortó con su celebración.

– Muy bien, ya hemos terminado con nuestros pendientes, barra Luminen. – Le habló con superioridad el Capitán Fraser. – Así que es hora de que salgamos como bloque a una nueva misión.

– ¿Nueva misión? – Preguntó curioso el muchacho albino de cabello enmarañado.




(29 de Diciembre. República de Eiyuu. Ciudad de Turku)

La supuesta nueva misión que llevaría el bloque Fraser era... Pasear por la Ciudad de Turku. En esta ciudad es donde se encuentra el Cuartel General del Ejército, museos importantes y gran parte de la vida social y cultural de Eiyuu se vive en ese lugar. A Alexander Fraser le había llamado mucho la atención, ya que le recordaba a la capital de su tierra, Embra.

That is Pedro! – Exclamaba como todo un turista del Reino de Alba, el capitán Alexander Fraser, vestido más casual de lo normal con una chaqueta café, su pañoleta roja, un sombrero, lentes oscuros y vaqueros gastados. A su cintura llevaba una camisa amarrada, casi imitando un tartán propio de su cultura.

– ¿Pedro? – Preguntaba la joven Sahada Chirau, tan informal como su capitán con una chaqueta acolchada rosada y falda roja. A su lado la serena Anais Sandringham con un abrigo elegante como dama de alta sociedad que era, le tradujo.

– Es un modismo de su tierra. Quiere decir que es espectacular. – Chirau se sorprendió por la acotación de la muchacha, pero esta solo le acercó una sombrilla cerrada. – Chirau, llévala por mí.

– Sí, Señorita Anais.

– ¡Tch! Tienes una doncella obediente, Sandringham – Se burló el siempre oscuro Vikernes. Era el único que estaba de pies a cabeza vestido de negro y botas militares.

– El museo histórico que quieres visitar, Capitán está por esta dirección. – Como Zero Luminen era el único local del grupo, fue elegido como guía, en contra de su voluntad.

– ¡Barry! – Todos miraron extrañados al Capitán por el uso de modismos que corresponden de hecho a nombres de personas que no están presentes. - ¡Pero estamos fuera de guardia, me puedes decir Alexander o Fraser, barra! – Alexander Fraser corrió para alcanzar a Zero que rápidamente se alejaba de ellos, tratando de pasar lo más desapercibido posible.

– No, eres capitán, Capitán, y no me obligarás a decirte de otra forma. – Su cara estaba roja y la intentaba tapar con su chaqueta de mezclilla, a causa de los gritos de Fraser, como si fuera un niño pequeño al que le negaron un dulce, y llamaba la atención de la gente alrededor.

– ¡Pero barra!

– Alexander, tal vez deberías dejar de decirle "barra" y llamarlo por su nombre. – Aconsejó Anais Sandringham, ya acostumbrada a los berrinches del capitán en sus días libres.

– Pero si es un barra...

– Y tú un capitán patético, Fraser – Se burló Vikernes.

– Como si tú hicieras un buen trabajo, Vikernes. – Chirau era una fanática acérrima de Fraser, por ello no permitiría que un delincuente como Pål Vikernes le faltara el respeto.

– ¿Oh? ¿La doncella quiere pelear? – Vikernes se agachó a la altura de Sahada y de ambos saltaron chispas.

Eso hizo que Zero se devolviera y los mirara con una cara peor, que los hizo retroceder.

– Les dije... que... - Sus ojos mordaces hicieron temblar a Chirau – El museo estaba por allí... – Vikernes solo chistó de nuevo, y caminó por donde Zero apuntaba.

– Qué problemático. – Murmuró Vikernes.

– Definitivamente – Le siguió Sandringham.

Cummoan! – Y el capitán abrazó a los dos que se adelantaron mientras caminaban. Atrás, Chirau suspiró y los siguió.

Saliendo del museo, el cual era un gran castillo que albergaba una vasta colección de antigüedades y reliquias de más de mil años, todas pertenecientes a las tierras de Eiyuu, el bloque Fraser se dirigió a ir de compras, o de "Messenger", como decía Fraser.

Sandringham y Fraser se volvieron locos con la literatura que tenían disponibles en anticuarios y puestos a lo largo de la plaza central, y Chirau los escoltaba tranquilamente, gozando con los almanaques y colecciones de diversas materias. Vikernes, por su lado, al ser reconocido por sus fans, se quedaba coqueteando con cuanta muchacha lo elogiara, y Zero, solo los vigilaba, mientras disfrutaba de una típica bebida caliente de la zona.

Cuando el reloj central de la ciudad marcó las siete, Fraser dio la señal para que Vikernes se reuniera con ellos, y en cuanto se disponían a partir al Centro de Investigación, una mujer los detuvo.

O mejor dicho, detuvo a Zero.

– Disculpa, ¿Por casualidad eres Zero Luminen? – Fraser y Vikernes se dieron la vuelta y se apoyaron en el jovencito que fue llamado.

– Exactamente, madam. – Habló Fraser presentando a su subordinado. – Él es el mismo Zero Luminen, nuestro prodigio SS.

– ¡Qué alegría! Había visto una fotografía tuya en el periódico, y no estaba tan segura si eras tú... - La mujer sonrió educadamente, y Fraser y Vikernes quedaron prendados ante su inusual belleza e inocencia, toda empaquetada en una túnica aguamarina. – ¿Podría invitarte una taza de té a solas?

– ¿Qué? Yo...

– Por supuesto. Este barra tiene mucho que enseñarle a una bella extranjera como tú, madam. – Golpeó suavemente los hombros de Zero, como si le estuviera sacudiendo la nieve que empezaba a caer.

– He, he, muchas gracias, Capitán Fraser.

– Oh, naw, solo dime Alexander, señorita... – Alexander Fraser quedó esperando el nombre de la mujer pero esta se excusó y se llevó a Zero.

Fue totalmente ignorado el pobre capitán.


Lejos del barullo de la gente, Zero y la misteriosa mujer entraron a una cafetería y pidieron, sin cruzar palabras entre ellos, un poco de té y pastelillos.

Luego de que trajeron sus órdenes, y la mujer tomó un sorbo de su bebida, Zero se dispuso a hablar.

– Es incómodo, Maestro. – Zero se encontraba un poco cohibido, y sus manos las escondía debajo de la mesa.

La mujer lo miró sin cambiar su reservada expresión y suavemente musitó, como suspirando.

– Lamento causarte estos problemas, Joven Zero. Si me disculpas... - La mujer se levantó de su asiento, y se dirigió a los servicios.

Al cabo de unos momentos, un hombre rubio, vestido con un traje negro y una actitud elegante y principesca, se sentó en el lugar donde la mujer se encontraba tomando té. Este sujeto misterioso tomó la misma taza, y actuó como si nada ocurriera.

– Ha pasado un tiempo, Maestro. – Recalcó Zero Luminen sin tocar su comida. – Veo que sigues tan bien como siempre.

– Lo mismo digo de ti, Joven Zero. Me alegra que te esté yendo bien en el proyecto CRAWLSPACE. Aunque aun no comprendo del todo por qué escogiste ese camino cuando pudiste tomar el Examen del Cazador.

– Ciertamente como Cazador sería más fácil el obtener información, pero sin embargo sospecharían más de mis intenciones, Maestro.

– Es tal como tú lo dices, Joven Zero.

Su maestro, un Cazador experimentado, líder de una de las mafias más prominentes del bajo mundo, y además miembro de la elite de cazadores que controla la Asociación de estos, sabe perfectamente lo extraño que sería si un jovencillo con nada de experiencia y prestigio llegara así como así a exigir respuestas sobre la misteriosa desaparición de los líderes pacifistas del V5, los cuales se reunieron hace más de un año para formar una Alianza en pro de la paz mundial.

– Dime, maestro, ¿Has sabido algo de papá? – El maestro ni se inmutó tras escuchar a su alumno, el hijo de su viejo amigo, preguntar por aquel hombre desaparecido.

– Precisamente sobre él vengo a hablarte. – Kurapika dejó su taza de té sobre el platillo que le hacía juego, para concentrarse en la mirada expectante de Zero Luminen. – Él ha estado ocupado buscando el paradero de ella, desde el país que nadie se atreve a pisar.

– Así que de verdad está en la Federación de Rossiya. – Se sorprendió Zero.

– Efectivamente. Sin embargo, no ha hallado pista alguna de tu madre. – Eso ensombreció la mirada del joven albino. – Por otro lado, he descubierto por mis redes que ella y el resto de los líderes pacifistas no se encuentran en Rossiya. Por el contrario, no han salido de Eiyuu.

– ¿Lo dices en serio, Maestro? – Estaba tan impresionado por esa pequeña luz de esperanza, que Zero olvidó las formalidades y súbitamente se levantó de su asiento.

– Sí. – Cerró sus ojos y suspiró con tranquilidad el hombre de cabellos rubios. – Es parte de los prisioneros que son custodiados por las células terroristas seguidores de la Chiórnye Sotni

–  ¡Eso significa que está en Karelia! – Zero golpeó fuertemente la mesa, de la emoción. – Tengo que hacer algo para rescatarla.

Pero en cuanto se disponía a irse, una extraña atmósfera lo detuvo.

– No te estoy contando esto para que actúes como un mocoso insensato, Zero. – A pesar de que su maestro lucía calmado, podía darse cuenta fácilmente el joven estudiante que al menor movimiento terminaría inconsciente, o con un brazo roto.

Así que sin chistar, volvió a sentarse, y tomar su té.

– Si fuera un Cazador como tú o Papá, me dejarías ir a rescatarla, ¿No es cierto?

– Joven Zero, ni siquiera tu padre sabe lo que averigüé. Ustedes dos son tan insensatos que mandarían todo al diablo con tal de protegerla. – Clavó su oscura mirada en Zero, para que lo escuchara tranquilamente. – Y ciertamente no vine a darle la mano a dos sujetos idiotas que cometerían suicidio doble.

Zero sabía que el hombre al frente suyo era alguien temible, frío y calculador, quien a regañadientes aceptó cuidarlo cuando su padre se fue a encontrar a su madre desaparecida, y que no fue del todo amable con él, un jovencillo que solo quería volverse más fuerte para recuperar a su familia. De todas formas la actitud calmada que tenía a pesar de todas las rabias que lo hacía pasar, era una de las cosas que el joven admiraba de ese hombre.

– Entiendo, Maestro, ¿Qué propones que haga? – Sonrió tranquilamente Kurapika cuando vio que Zero, ahora Luminen, estaba entendiendo el punto crucial de su visita.

– Debes mantenerte al margen de encontrar a tu madre. Sigue las misiones al pie de la letra y no hagas nada estúpido. – Zero se sentía incómodo con la orden de su maestro, pero sabía que no debía defraudarlo. – Hay algo turbio en las decisiones del proyecto CRAWLSPACE, y a la Asociación de Cazadores no le gusta mucho el giro que está tomando.

– ¿De verdad? Botobai está aquí y no parece muy preocupado.

– Ese sujeto de hecho fue quien nos informó. Y además, sospecha de ti.

– ¿De mí? ¡Pero si no he hecho nada! – Ahora Zero se sentía ofendido.

– ¿Tuviste una falta, verdad? Te sublevaste ante él, y por eso ahora cree que debe tenerte bajo su mira.

– Oh diablos. – Musitó para sí el joven.

– Si no quieres que tu identidad sea descubierta, Joven Zero, debes tener más cuidado que antes. – Kurapika terminó su té, y le cedió el pastelillo a su discípulo. – Ahora si me disculpas, tengo mucho que hacer.

– ¿Qué? ¿Ya te irás, Maestro? – Se paró Zero luego de que el hombre que lo acompañaba se levantó de su asiento.

– Sí. Solo acudí personalmente a dejarte esos mensajes. – Suspiró pesadamente el Cazador y le dio la espalda.

Zero recordó que Kurapika era el único que podía tener un contacto más fiable con su padre, y antes de que se marchara, le preguntó.

– ¡Maestro! – Él dejó de caminar hacia la salida. – ¡Sobre Papá! ¿Le puedes dar un mensaje mío? – Kurapika afirmó con su cabeza. – "¡Sé fuerte, y no mates a nadie!"

Y antes de salir de la cafetería, el rubio le mostró su pulgar derecho, confirmando la información recibida.    

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