el rincón literario: CRAWLSPACE
Bloque_Fraser_Formación
(20 de diciembre, República de Eiyuu. Centro de Investigación de la República de Eiyuu)
Botobai Gigante llevó personalmente a los cadetes ante su nuevo capitán, el cual se encontraba en la sala de reuniones donde se acostumbran juntar las cabezas del proyecto. Tras abrir la puerta, y dejar entrar a los muchachos primero, el cazador miembro del Zodiaco suspiró: Alexander Fraser, el capitán del bloque que lleva su apellido se encontraba acostado en una de las sillas de reuniones, con los pies sobre la gran mesa y canturreando una canción propia de sus lejanas tierras.
– "The Hills are bare now, and Autumn leaves, lie thick and still. O'er land that is lost now, which those so dearly held! My Rose of..." Oh, heey! – Se fijó en los dos cadetes el capitán, un muchacho de cabello revoltoso y rojo como el fuego, amarrado extrañamente en una pequeña coleta.
– Fraser, tus modales... – Botobai no se sentía muy a gusto con lo confianzudo que era el Capitán Fraser.
– Oh, vamos, auld Gigante, ¡Ya estaba aburrido de esperarlos! – El joven se paró de un salto y saludó alegremente a sus nuevos cadetes. – Saludos, barra Luminen, lassie Chirau. Yo soy Alexander Fraser, su nuevo capitán, ¡Será un gusto trabajar con ustedes!
– ¿Barra?
– ¿Lassie?
– Alexander Fraser es enviado por el Reino del Alba – Suspiró María Conchita Hernández – Así que 7 de cada 10 palabras que dice, son en su propio dialecto...
El Reino del Alba está caracterizado por ser la cuna de grandes guerreros y fuertes cazadores, como el famoso Morel Mackernassey, de quien Zero conocía historias. Se dice que la gente proveniente de aquellas tierras posee la singularidad de tener el cabello rojo encendido y los ojos celestes y penetrantes los cuales les entrega ciertos atributos que refuerzan su poder en batalla, como la leyenda de cierto guerrero que luchaba contra el dominio de sus tierras.
El Capitán Fraser se acercó a Luminen y Chirau, y los observó detenidamente, un poco hincado y con sus brazos detrás de su espalda.
– Hmm... – Murmuraba para sí, interesado en los lentes de prescripción de la asiática – Son unas lindas gafas. Me agrada el color.
Y ella se puso del mismo tono que el objeto que su nuevo capitán elogió.
– Y tú, Luminen... – Se dio vuelta para mirarlo nuevamente – Hay muchas esperanzas volcadas en ti, así que espero que des lo mejor, barra... ¡Muy bien! Nos vamos ahora a reunir con el resto del bloque, Nos vemos aul Gigante, lassie.
Se despidió del cazador y la vocera del proyecto, y llevó a sus nuevos compañeros por el final del pasillo, animosa y extrañamente callado. Les indicaba con sus manos cuando debían girar y ellos lo seguían con firmeza, hasta que se percataron que iban en círculos.
– Disculpe interrumpirlo, Capitán – Dijo Sahada Chirau – Pero creo que vamos en círculos.
– Eh... ¿De verdad? – Se sujetó a una puerta el Capitán Fraser, y la abrió, invitándolos a entrar – De hecho solo estaba haciendo tiempo.
La puerta daba a una habitación de descanso, con grandes sofás, una mesa de billar, incluso con cocina equipada y un gran televisor. Ellos se impresionaron al encontrar semejante lugar en medio del Centro de Investigación.
– ¿Pero qué clase de recepción es esta? – Sahada Chirau estaba impresionada.
– Cuando pasas a ser un piloto del CRAWLSPACE, obtienes ciertos beneficios, ¿No sabían? – Informó Fraser aflojando su pañoleta roja del cuello. – Ahora ustedes vivirán con nosotros aquí.
– Oh, la infantería llegó – De una puerta cercana a la cocina salió un hombre de casi 1.90, corpulento y cara de pocos amigos. Su cabello bicolor espantó un poco a la muchacha de lentes rojos, y la cicatriz en su rostro hizo a Zero recordar a alguien que conocía y extrañaba mucho.
– Muchachos, él es Pal Vikernes, el asaltante en nuestro bloque.
– ¡Es Pål, con un demonio! – Gruñó de mala forma el hombre vestido de negro.
– Tengan cuidado con ese demonio – Musitó una muchacha delgada de cabello largo, castaño y sedoso. Su vestido con diversas tonalidades de azul se mecía cuando caminaba hacia ellos. – Vikernes no es un tipo muy agradable.
Ella estiró su mano derecha hacia Zero, esperando a que él se presentara correctamente dándole un beso a esta. Tardó unos segundos en entender lo que ella deseaba, pero se limitó a observarla con sorpresa, pestañeando continuamente.
– Anais todavía cree que vive en su castillo... – Suspiró Fraser.
Zero siguió observando a Anais, sin decir una palabra. De hecho, desde que lo presentó Botobai Gigante a su Capitán no había abierto su boca.
– ¿Qué, acaso te cortaron la lengua, muchacho? – La castaña de nombre Anais Sandringham perdía la cabeza si no le seguían el juego de ser una dama de alta sociedad.
– Es de la zona. No va a hablar así como así. – Lo defendió Sahada Chirau. Ella se demoró semanas en que Zero le devolviera el saludo con palabras, y no moviendo su cabeza.
– Ah, así que sí eres de Eiyuu. – Alexander Fraser se paró frente a él y palmoteó su espalda. – Te haremos sentir cómodo de a poco, ¿Te parece? Sé que has vivido en carne propia lo que los terroristas han provocado, pero juntos venceremos.
– Gracias. – Gesticuló Zero un poco incómodo por la situación. Lo último que quería era ser el centro de atención.
– Bueno, chicos – Fraser estiró su espalda afirmándose de su cintura, en pose ganadora. – Es hora de establecer nuestro bloque.
Se acomodó el bloque actual en un sofá: Vikernes al extremo derecho seguido de Fraser, y luego Anais quien se sentó con sus piernas cruzadas elegantemente. De pie tras ellos, se quedaron Chirau y Luminen.
– Así que Chirau tiene el modelo más actualizado de mi DRUSTANUS – Comentó molesta Anais Sandringham.
– Exactamente, Anais – Afirmó Alexander. – Es por ello que será parte de la exploración, ¡Serás su superiora, así que debes cuidarla bien! – Anais le sonrió a Sahada, tenía justo lo que necesitaba: su fiel lacaya.
– Y Zero, tú te encargarás de ayudarme a evitar que este malnacido no se aproveche de su condición – Golpeó la cabeza de Vikernes y este gruñó – y además protegerás a las chicas.
– Entonces seré parte de la defensa.
– Exactamente. – Sonrió su Capitán aprobando sus primeras seis palabras.
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