El Rincón Literario: CRAWLSPACE

La_Nueva_Promesa_Entrenando 



   
(12 de diciembre. República de Eiyuu. Centro de Investigaciones de la República de Eiyuu)



María Conchita Hernández, vestida con un traje púrpura entero y una blusa negra, al igual que su cabello trenzado, tenía en su poder una agenda electrónica la cual poseía toda la información relacionada al Proyecto CRAWLSPACE. Era esta mujer dirigida por la segunda a cargo de dicho proyecto, la Profesora Sonja Hietala, mujer en sus cuarenta, rubia y de buenas proporciones.

– Como te iba diciendo, Srta Hernández, desde que solicitamos voluntarios a la Alianza, esta nos ha enviado docenas de aspirantes con entrenamiento militar, y los hemos sometido a diversas pruebas para evaluar sus habilidades y destrezas.

– ¿Cuál es la tasa de deserción, Profesora Hietala?

– Cercana al 80% – suspiró abatida la rubia. – Los equipos CRAWLSPACE son muy complejos para ser manipulados por cualquier civil... Además tenemos a un Cazador muy severo como entrenador, enviado por la alianza.

– ¿Un Cazador como entrenador? – Cuestionó María Conchita. Le parecía extraño que un cazador sea entrenador y no piloto, con la fuerza y tenacidad propia de los hombres de tal profesión.

– ¡Está mal! ¡Equipo B, 500 lagartijas! – El grito de una adolescente de no más de 15 años llamó la atención de la vocera del proyecto.

En cuanto salieron a campo abierto, en donde se encontraban entrenando a los nuevos cadetes, divisaron un escuadrón de veinte personas realizando el ejercicio pedido por el instructor, que es nada más ni nada menos que una muchachita con un vestido lolita, zapatos bajos y guantes pomposos. Ella hacía temblar a los otros dos grupos que la observaban perplejos mientras amedrentaba a un miembro del escuadrón B.

– ¡Eres un gusano inservible! ¡Idiota! – Le gritaba a un muchachito rubio y acongojado - ¿Cómo se te ocurre salir de tu base para ir al baño? ¡Se supone que estás en una misión y debes ser lo suficientemente fuerte para aguantar.

– Sí, señora.

– ¡¿Y me dices señora?! – La chica estaba más iracunda que hace unos segundos atrás - ¡¿Cómo se deben dirigir a mí?! ¡LUMINEN!

Llamó a uno de los aspirantes, y este se adelantó seriamente y gritó.

– ¡Bisuke-sama! – Los ojos celestes indignados de la muchacha se apaciguaron al oír su apodo favorito.

– Bien, Luminen, ¡Ahora al nivel 4 de entrenamiento! ¡Equipos A y C, formación!

– Srta. Krueger – Se acercaron a la instructora la Profesora y la vocera. – Le presento a María Conchita Hernández, la nueva vocera del Proyecto.

– ¿Nueva vocera? – La muchacha se veía un poco sorprendida – ¿Tan pronto se va a hacer público el proyecto?

– Exactamente Srta. Krueger – Habló María Conchita – Según los informes del equipo de ingenieros, los nuevos modelos estarían listos para ser operados la próxima semana.

– Mmmm... Eso se adelantaría un poco al tiempo que me dieron para entrenar a estos niños. – Musitó pensativa la instructora – Pero está bien, tengo lo que necesitan justo allí.

La joven vestida como lolita apuntó a un grupo que se encontraba practicando técnicas de lucha cuerpo a cuerpo.

– ¿El equipo A, correcto? – Preguntó la Profesora.

– Aham – Afirmó Bisuke – Los muchachos que han pasado los niveles de mi entrenamiento con honores son los candidatos Dimitrakos, Luminen, Müller, Sandersson y Chirau. Todos pertenecen al grupo A.

Rápidamente la vocera encontró los archivos de los cadetes seleccionados, y los envió al departamento de la Profesora Hietala para llevarlos a las evaluaciones pertinentes.

– Srta. Krueger, muchas gracias por su ayuda. – Se dirigió a ella María Conchita.

– No hay de qué, muchacha, es un placer entrenar tan buenos partidos. – Sonrió traviesamente la instructora.

María Conchita no podía creer que esta adolescente fuera una Cazadora de Dos Estrellas y tuviera, además, más de 80 años.




(12 de Diciembre. República de Eiyuu. Base Militar de Turku. Dormitorios de Varones).

Los aspirantes habían salido de las duchas para dirigirse a sus habitaciones. La gran mayoría se encontraba exhausta y abatida, debido a que no quedaron seleccionados para avanzar en el proyecto.

– ¡Bwahahahahhahaha! Lo siento muchachos, pero solo algunos de nosotros somos los indicados para pilotear un CRAWLSPACE – Bufó un adolescente de 1.85, musculoso y bronceado, de cabello negro y muy corto.

– Dimitrakos, no seas insolente. – Lo calló otro cadete igual de alto que el aludido, pero más delgado, pálido y de cabello rubio platinado. – Nosotros seremos la cara de los nuevos cadetes. Debemos cumplir con cierto nivel de seriedad, ¿Entiendes?

Uno de ellos se quedó atrás del cúmulo de chicos, revisando las noticias del día a través de su celular. El muchacho recién bañado, con su cabello mojado y una toalla alrededor de sus hombros tan blanca como su piel, se veía sumido en su lectura.

– Así que ya hay misiones reveladas de los otros CRAWLSPACE... Pero aún no aparecen nociones de sus logros ni siquiera un lanzamiento oficial... – Su voz grave y seria se escuchaba como un susurro que revotaba en las paredes de concreto, pero que sin embargo, llegaron a los oídos de alguien.

– ¿Buscas algo en especial, Zero? – El candidato Zero Luminen observó delante de él sorprendido.

– ¡Bisuke! ¡¿Qué haces aquí?!

– Oh, vamos, no luzcas tan sorprendido – La entrenadora se encontraba de pie y apoyada en la pared, cruzando sus brazos a la altura de su pecho. – Solo vengo a felicitarte por estar seleccionado para pilotear un CRAWLSPACE.

– Gracias por ello, no debías molestarte. – Se notaba en su semblante que lo decía desganado, ya que ese no era su verdadero objetivo.

– Cada vez estás más cerca, muchacho.

– Lo sé. Es por ello que estoy esforzándome tanto. – Miraba su celular, el cual mostraba el titular del diario oficial de la República de Eiyuu: "Aún no hay noticias sobre el paradero de las víctimas".

– No pierdas la esperanza, Zero. – La Cazadora posó una de sus manos en el hombro de su protegido, reconfortándolo. – Pronto la encontrarás, tenlo por seguro.

– Papá por su lado también la está buscando, y tampoco sé sobre él. – De a poco el chico empezó a quebrarse, recordando los tiempos aquellos donde todos vivían juntos y felices.

Bisuke lo miró triste, sintiendo el mismo dolor que él: No solo se encontraba entrenando a una de las promesas del proyecto, sino que estaba protegiendo al hijo de su mejor alumno.

– ¡Auch! – Dijo Zero Luminen cuando Biscuit Krueger golpeó su cabeza.

– ¡Eres tan cabezota como ese sujeto! ¡Deja se sufrir y patéales el trasero a los demás para que tú obtengas el puesto!

El muchacho sonrió tiernamente y le encontró la razón. Se despidió de ella con un abrazo apretado que la hizo levantar del piso y se fue corriendo, para no llamar la atención de sus compañeros.

– ¡Mooo! – Suspiró la veterana – Es la viva imagen de ellos dos.



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